Si dos cuerpos, entre los cuales existe una tensión eléctrica, son puestos en comunicación eléctrica mediante un cuerpo conductor, este es recorrido por una corriente eléctrica.
Así pues, para que exista una corriente eléctrica son necesarias y suficientes las dos condiciones siguientes:
- Una diferencia de potencial o tensión eléctrica, la cual origina el movimiento a los electrones.
- Un circuito eléctrico que, sin interrupción, ponga en comunicación los dos puntos entre los cuales existe la diferencia de potencial, permitiendo así la circulación de la corriente a través del mismo.
Estas dos condiciones obligan a pensar que, lógicamente, el valor de la intensidad de la corriente eléctrica que recorre el circuito depende tanto de la tensión aplicada como de la resistencia eléctrica del conductor, lo cual quedó totalmente demostrado por Ohm con sus experiencias.
Este famoso físico realizó una serie de experimentos que le permitieron
relacionar de manera exacta las tres magnitudes eléctricas: tensión, resistencia e intensidad de corriente, estableciendo la conocida ley que lleva su nombre.
La ley de Ohm se enuncia como sigue: “La intensidad de corriente que recorre un circuito eléctrico es directamente proporcional a la tensión aplicada entre sus extremos e inversamente proporcional a la resistencia de dicho circuito”.
Su formulación matemática es: 𝐼 = 𝑉/𝑅